Con la edad y por la influencia de factores como el embarazo, la lactancia, la fuerza de gravedad, el uso de anticonceptivos orales, la menopausia -entre otros- la mama de la mujer tiende naturalmente a caer.

La piel que le da forma y firmeza empieza a perder elasticidad, ceder y hacer que los pechos se noten caídos. Esta caída del tejido mamario es conocido como Ptosis Mamaria.

En estos casos, la Mastopexia se presenta como el procedimiento quirúrgico más adecuado para elevar y mejorar la forma de la mama caída.

Se busca hacer un recorte de la piel sobrante de la mama y lograr tensionar hasta elevar el pecho a la posición deseada. 

Se elimina ese exceso de piel que es en definitiva el que ejerce la tensión hacia abajo. La mastopexia, asimismo, puede reducir también el tamaño de la areola cuando esta sea muy grande.

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Muchas veces la Mastopexia va acompañada con un aumento del volumen mamario, con la ayuda de una prótesis mamaria. Esto ocurre en aquellos casos en que la mama tiene el aspecto de una mama vacía. Por ejemplo, en aquellas mamas que crecieron en tamaño al llenarse de leche materna, pero que finalizado el período de lactancia disminuyen en volumen, generando ese aspecto caída y laxitud.

La duración de la operación dependerá mucho de cada caso en particular. Siendo en términos muy generales, una intervención poco dolorosa y con pronta recuperación. A su vez, es normal que este procedimiento pueda dejar cicatrices. Para minimizar su visualización la técnica más utilizada es la de mastopexia periareolar, en donde se realiza un corte alrededor de la areola, en lugar de un corte vertical sobre la piel de la mama.

Posterior al cicatrizado, las marcas del corte pasarán desapercibidas por el cambio de coloración de la areola hacia la piel de la mama. Las cicatrices pueden tardar varios meses hasta quedar completamente imperceptibles y, por eso, durante ese tiempo es muy importante aplicar pomadas cicatrizante.
 
La recuperación después de la mastopexia es rápida y tranquila. Sin embargo, es normal sentir una leve molestia, sensación de peso o alteración en la sensibilidad de los senos debido a la anestesia.

Es importante tener en cuenta que como todo procedimiento quirúrgico, existe un grado de riesgo que debe ser considerado. Puede generarse hematomas, sangrado, hinchazón y ciertas complicaciones normales de la práctica de la medicina plástica. Por ello, la información aquí contenida es de carácter orientativo. Cada paciente es único y en la consulta deberán evaluarse todas las posibilidades que acarrea la intervención.