La toxina botulínica es una proteína natural purificada que al aplicarse en los músculos faciales, tiene la capacidad de relajarlos. Esta relajación del músculo logra eliminar arrugas de expresión y conseguir un rostro armónico.

En la actualidad, es una de las principales operaciones de estética no quirúrgicas llevadas a cabo a nivel mundial. La demanda responde naturalmente, a la efectividad del tratamiento para eliminar arrugas, logrando un rostro joven y natural.
 

El tratamiento consiste en infiltrar en la piel unas gotas del líquido que contiene la proteína natural purificada. Como no es un material de relleno, no elimina las arrugas mediante aporte de volumen, sino que actúa sobre los músculos relajándose, lo que permite mantener una expresión natural.

En el campo de la medicina reconstructiva es de gran ayuda para aquellos pacientes con asimetrías faciales a niveles como las cejas o la sonrisa.

En el campo de la medicina estética general, es de gran aplicación cuando lo que se busca es:
  • Disminuir las arrugas del entrecejo.
  • Modificar una sonrisa que enseña demasiado los dientes.
  • Mejorar el aspecto en las arrugas del escote.
  • Debilitando las bandas de pliegues del cuello.
  • Eliminar las arrugas en el contorno de ojos (patas de de gallo).

Siempre que su caso lo requiera, puede someterse a los tratamientos de toxina botulínica, cualquier persona sana, mayor de edad, que no tenga alergia conocida a la toxina.

Por supuesto, existen excepciones. No es aplicable a pacientes con enfermedades neuromusculares, que estén embarazadas o amamantando, que tengan debilidad en determinados músculos faciales o que tengan ptosis (párpados caídos), entre otros.

Inmediatamente después del tratamiento no se observa ningún cambio apreciable y se puede retomar la vida laborar sin señales de haber realizado el tratamiento.

Durante el primer año, el tratamiento se realiza cada 4 meses y a partir del segundo año, una aplicación cada 6 meses suele ser suficiente.

La dosis de toxina botulínica que se administra es muy baja y no se acumula con los años, lo que significa que nuestro organismo la reabsorbe y la elimina por vía renal.

Es importante tener en cuenta que como todo procedimiento dentro de la medicina estética, existe un grado de riesgo que debe ser considerado. Al tener tan baja concentración de toxina botulínica en los tratamientos estéticos, hay muy pocos efectos secundarios, sin embargo es posible que pueda producir dolor de cabeza, irritación, lagrimeo o enrojecimiento de los ojos, etc.

Por ello me gusta aclarar, que la información aquí contenida es de carácter orientativo. Cada paciente es único y en la consulta deberán evaluarse todas las posibilidades que acarrea la intervención.